sábado, 27 de junio de 2015

SEÑORITO USSIA

ALFONSO USSÍA, ARISTÍCRATA, SEÑORITO DE POSTÍN, QUE NO HA PEGADO UN PALO AL AGUA EN SU VIDA, TAMBIEN PONE SU GRANITO DE ARENA CONTRA SALVOCHEA...
El alcalde «batazuno» de Cádiz, «Kichi», «Chichi» o como le digan, ha retirado la foto del Rey que presidía su despacho para sustituirla por la de Fermín Salvochea, su antecesor favorito. Fue un personaje singular, sin duda alguna, pero la característica más acusada de Salvochea la comparte con todos los señoritos, que no señores, fracasados de sus tiempos.
Fermín estudió en una Inglaterra tradicional y libre, y padeció lo que tantos señoritos han experimentado desde sus tiempos a los actuales. La fiebre del esnobismo de izquierdas. De vuelta a España se convirtió en una referencia revolucionaria. Fue detenido, encarcelado, y como sucedía con los señoritos encarcelados que jugaban a revolucionarios, indultado. Dado que la fortuna recibida de su padre se mantenía intacta, se instaló en Francia, como José Luis de Vilallonga durante el franquismo.
Fue detenido por esconder en su domicilio una nutrida muestra de explosivos. Más o menos como «Alfon», pero a lo bestia.
Salvochea se enfadó con la vida cuando sus cuentas corrientes menguaron, como le sucedió a Sabino Arana posteriormente. Salvochea, como alcalde de Cádiz, tiene que estar presente en sus galerías. Pero no fue lo suficientemente grande para castigar al Rey en su homenaje.
El mensaje más habitual que envió a España durante su juventud, «Padre, mándame más dinero que Londres es muy caro», es un mensaje que está muy bien, pero no es revolucionario.

ALFONSO USSÍA OTRO QUE NO HA DADO UN PALO AL AGUA EN SU VIDA HABLA CONTRA SALVOCHEA Y KICHI

El alcalde «batazuno» de Cádiz, «Kichi», «Chichi» o como le digan, ha retirado la foto del Rey que presidía su despacho para sustituirla por la de Fermín Salvochea, su antecesor favorito. Fue un personaje singular, sin duda alguna, pero la característica más acusada de Salvochea la comparte con todos los señoritos, que no señores, fracasados de sus tiempos.
Fermín estudió en una Inglaterra tradicional y libre, y padeció lo que tantos señoritos han experimentado desde sus tiempos a los actuales. La fiebre del esnobismo de izquierdas. De vuelta a España se convirtió en una referencia revolucionaria. Fue detenido, encarcelado, y como sucedía con los señoritos encarcelados que jugaban a revolucionarios, indultado. Dado que la fortuna recibida de su padre se mantenía intacta, se instaló en Francia, como José Luis de Vilallonga durante el franquismo.
Fue detenido por esconder en su domicilio una nutrida muestra de explosivos. Más o menos como «Alfon», pero a lo bestia.
Salvochea se enfadó con la vida cuando sus cuentas corrientes menguaron, como le sucedió a Sabino Arana posteriormente. Salvochea, como alcalde de Cádiz, tiene que estar presente en sus galerías. Pero no fue lo suficientemente grande para castigar al Rey en su homenaje.
El mensaje más habitual que envió a España durante su juventud, «Padre, mándame más dinero que Londres es muy caro», es un mensaje que está muy bien, pero no es revolucionario.
José María Marco (La razón) es más racional al escribir sobre Salvochea.
Por decisión de José María González «Kichi», apoyado por el PSOE, Fermín Salvochea, el delirante cantonalista gaditano, ya es el nuevo santo patrón del municipalismo y los alcaldes de nuestro país. Veremos lo que ocurre a partir de aquí con los gobiernos de las Comunidades Autónomas. Ni siquiera hará falta cambiar los símbolos ni las grandes instituciones nacionales, como ha dejado claro Pedro Sánchez en el lanzamiento oficial de su candidatura a La Moncloa. Más diversión, imposible.Todo el año es carnaval, digo, federal.

viernes, 26 de junio de 2015

SALVOCHEA EN ANTICAPITALISTAS.ORG

ANTICAPITALISTAS.ORG

Un abrazo para Fermín Salvochea

Lunes 22 de junio de 2015, por Jesús
Pepe Gutiérrez-Álvarez
El colega José María González Santos, Kichi, nuevo alcalde de Cádiz,  ha hecho saltar el lagrimero de más de cuatro veteranos. Su gesto por la memoria al sustituidr el retrato del rey Juan Carlos que presidía el despacho de su antecesora, la cortesana Teófila Martínez, por el del anarquista y primer edil de Cádiz durante la Primera República, Fermín Salvochea, compendió de todo lo bueno que representa la república y la Libertad para nuestra gente más auténtica, la que nunca se resignó, es de los que que quedan para el recuerdo. Más tarde o más temprano llegará el día en que la memoria de Fermín Salvochea Álvarez, mítico anarquista andaluz, llamado por sus largas estancias en la cárcel y por su lucha incesante el «Blanqui español» (Cádiz, 1842-Ib.1907), figure en calles y plazas y su historia sea más conocida que la de Cánovas del Castillo santo patrón del PP, un hombre que creía que la riqueza la daba Dios, el malo de esta película que está lejos de acabar. Salvochea ara hijo de una familia de ricos comerciantes que tuvo una infancia muy feliz. A los 15 años lo enviaron a Inglaterra a aprender la lengua y a prepararse en el conocimiento del negocio. Estuvo allí durante 5 años repartidos entre Londres y Liverpool, que serían decisivos para su formación intelectual y política, influyendo en él, el internacionalismo de Thomas Paine («mi patria es la humanidad»), el ateísmo positivista de Charles Bradraugh y el comunismo de signo oweniano. En, 1864 se encontraba de nuevo en la bahía gaditana dispuesto a luchar por la República Federal y no tarda en alcanzar notoriedad con el proyecto de liberación de los presos políticos de 1866, que aumenta por su densa actuación en la revolución de 1868 donde Salvochea es un hombre de confianza de los conjurados y enlace de Prim, así como miembro destacado de la «comuna» gaditana y segundo comandante de un batallón de voluntarios con el que defendió la ciudad hasta el 11 de diciembre en que se entregó; ya en estos acontecimientos, Salvochea se hace clara su tendencia a desbordar el cuadro político de una revolución liberal. Meses después es elegido diputado sin que el gobierno acepte el acta aunque tiene que concederle la amnistía. Emprende seguidamente una campaña de agitación por Andalucía de contenido federalista y de apoyo al movimiento de 1869, luego toma parte en el combate al mando de partidas de voluntarios en Alcalá de los Gazules, pero resulta vencido y escapa a Gibraltar y después a París. En la capital francesa encabeza el 12 de enero de 1871 una manifestación contra Napoleón III. En este año se afilia a la AIT, es uno de los “internacionalista” que era como se llamaba a los miembros de la 1ª Internacional que tantos sueños de liberación creo entre los campesinos del Sur. Tras un viaje a Londres, Salvochea retorna a su ciudad natal con la amnistía de aquel año y es nombrado alcalde, cargo que abandona en 1873 por el fusil y como presidente del comité administrativo de la revolución cantonal. Defiende la ciudad contra la escuadra inglesa y contra Pavía hasta la derrota que le lleva a un consejo de guerra en Sevilla que lo condena a cadena perpetúa en prisiones norteafricanas. Será en la cárcel donde se hará anarquista, consagrando una influencia que se había manifestado ya dentro de su federalismo radical. En 1872 mantiene contactos con Lorenzo con la finalidad de crear una asociación de Defensores de la Internacional y al año, Salvochea siguiente constituye el primer germen organizativo del anarquismo andaluz. Los años de cárcel lo serán también de estudio del cuerpo de doctrina anarquista que asimila rehuyendo cualquier tentación sectaria. Cuando se le ofrece una amnistía, la rechaza porque no alcanza a todos sus compañeros, y meses después, en 1880, huye a Gibraltar y después a Lisboa y Oran para desembocar en Tánger. En 1886, Fermín regresa a España con una enorme aureola de santo revolucionario y se entrega a una gran campaña de agitación en favor del comunismo anárquico, funda su famoso periódico El Socialista (que sobrevive penosamente a las prohibiciones y a los encarcelamientos de su director) y traduce a Kropotkin, con el que se siente muy identificado. Se encuentra en prisión cuando ocurren los acontecimientos de Jerez de 1892, pero esto no es obstáculo para que se le atribuya su instigación y será condenado a 12 años de cárcel que transcurren en Valladolid y Burgos en condiciones bastante penosas. Liberado en 1889, con la vista muy debilitada, Salvochea vive en Madrid en la pobreza escribiendo en diversos periódicos y representando una casa de vinos. No obstante, su actividad sigue en pie. Frecuenta el Casino Federal y la Sociedad de Librepensadores, y escribe en La Revista Blanca. Su presencia se hará notar en actos como el entierro de Pi i Margall y el sonado estreno de la Electra de Pérez Galdós, manifestándose en defensa de la libertad de expresión contra la intolerancia religiosa. También forma parte en la preparación del Congreso anarquista de 1900. Su labor como traductor y libelista le lleva a ser perseguido de nuevo, y tiene que marcharse a Tánger poco antes de su fallecimiento. Fermín murió en Cádiz en olor a multitudes (se hablaba de 50.000 peronas, muchas llegadas caminando desde toda la provincia), y es estimado como uno de los héroes legendarios. Este entierro se convirtió en una imponente manifestación libertaria. Hombre de acción, romántico y lúcido al tiempo, fue un estudioso y escribió poco, pero lo que hizo fue un modelo de coherencia y apertura intelectual. Sus artículos están repartidos por toda la prensa libertaria importante de su época, aparte de Kropotkin, tradujo a John Milton y a Camille Flammarion. Maestro de una generación de anarquistas su figura fue glosada por la literatura, en particular por Vicente Blasco Ibáñez que lo retrata con el nombre de Fermín Salvatierra en su célebre obra La bodega (reeditada por Plaza&Janés). También inspiró un rosario de tanguillos populares gaditanos y su prestigio sobrevivió el tiempo, incluso durante el franquismo su nombre se sentía todavía en los pueblos andaluces. Pedro Vallina y Rudolf Rocker le dedicaron sendas biografías, aunque todavía esta por escribir un estudio serio y riguroso de su aventurera y magnífica existencia. En 1987, el cineasta Carlos Fernández le dedicó una película, Fermin Salvochea, visto para sentencia, un trabajo tan voluntarioso como pobre cuyo heroico esfuerzo de producción sería castigado en su distribución, convirtiéndose en un «films maldito» que muy poca gente ha podido visionar. Los lectores más curiosos encontrarán una buena fuente en la obra de su discípulo Pedro Vallina, quien junto con Rudolf Rocker, fue quién más contribuyó a su conocimiento. El libro de Vallina apareció en el 2013 por la magnífica Editorial Renacimiento de Sevilla en una edición muy cuidadosa de José Luís Gutiérrez Molina. Lo dicho Kichi, un calentón que espero sea continuado por otros gestos similares.

RECONOCIMIENTO A SALVOCHEA POR JOSE LUIS GUTIERREZ MOLINA

Reconocimiento a Fermín Salvochea

Desde que el nuevo alcalde de Cádiz reivindicó a Fermín Salvochea no han dejado de sucederse reacciones. Ahora han aumentado porque José María González ha sustituido en su despacho un retrato del anterior jefe de Estado, Juan Carlos I, por la pintura de Godoy que estaba colocada en un descansillo del edificio municipal. Un hecho que se ha presentado, forzándolo, como un desprecio y una muestra de su radicalidad.
No me interesan las reacciones fariseas de quienes levantan escándalos y escriben noticias falsas y desinformadas que corren por las redes sociales con clara finalidad intoxicadora y propagandista.
Sí me interesa la figura de Fermín Salvochea, el conocimiento que de ella se tenga y su actualidad.
Por ello he recordado un artículo que escribí hace casi diez años. Cuando se cumplió el centenario de su muerte. Cuando, tras décadas de olvido, su recuerdo se reactivó. Lo he vuelto a leer y, salvo en algunas cosas puntuales, como por ejemplo la valoración del congreso de Ubi Sunt? (que al publicarse las actas muestran un mayor valor y aportaciones que las que entonces supuse), lo suscribo hoy día.
Cierto que en estos ocho años ha habido actuaciones, todos los años se le ha recordado, con jornadas, charlas y publicaciones, el libro de los hispanistas franceses ha sido publicado (Fermín Salvochea. Un anarquista entre la historia y la leyenda, Cádiz, Quorum, 2009), y yo mismo he realizado una edición del libro de Vallina y el folleto de Rocker (Crónica de un revolucionario, Sevilla, Renacimiento, 2013) con una amplia introducción en la que actualizo la biografía de Salvochea.
Sin embargo, los elementos de fondo que se apuntan en el artículo pienso siguen tan actuales como entonces. Por eso lo reproduzco.
 
Una ocasión desaprovechada. Salvochea y el centenario de su muerte
José Luis Gutiérrez Molina / Germinal. Revista de estudios Libertarios. nº 5, abril 2008, pp. 3-9
No es que a uno le motiven las conmemoraciones puntuales y, mucho menos, los fastos que les suelen acompañar. Las primeras, casi siempre, suelen corresponder a intereses espurios y los segundos, la mayoría de las veces, sólo son pretextos para que unos cuantos hagan “caja”. Pero sí creo que nos puede servir de termómetro para conocer la “temperatura” existente sobre el tema. En el caso del centenario de la muerte de Fermín Salvochea ha pasado con más pena que gloria.
En abril del 2007 un grupo de profesores de un instituto de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) organizó unas jornadas en las que, tomando como pretexto la conmemoración, se analizó el mundo anarquista desde diversas perspectivas: la histórica, la filosófica y su situación actual. Fueron, en mi opinión, las que mejor respondieron a la finalidad de aprendizaje y reflexión que deben primar en este tipo de acontecimientos. Quizás por ello, a pesar de ser organizadas con el apoyo de la administración educativa regional andaluza, no contó ni con el apoyo público ni con la presencia de quienes, en otras ocasiones, pegan codazos en el hígado de su acompañante para tener un mejor sitio en la fotografía de turno. Más de uno no pudimos quitarnos de la cabeza si esas ausencias no tenían nada que ver con las próximas elecciones municipales que se iban a celebrar. De todas formas, el casi centenar de profesores que asistieron tuvieron la oportunidad durante tres días de debatir sobre el mundo anarquista, y la figura de Salvochea. Un debate de tan buen recuerdo que, al finalizar, los organizadores ya tenían pensado continuar este tipo de encuentro este año.
De otro lado, en Cádiz, se reactivó una asociación denominada “Amigos de Fermín Salvochea”. Creada hace unos años, seguramente con vista a estas fechas, había muerto antes de desarrollarse y fue reactivada por militantes del PSOE, IU y CGT con la participación y colaboración de algunos independientes. Pronto se vio que, además de su interés por la figura de Salvochea, también existía el de aprovechar el momento para poner en dificultades al ayuntamiento del PP. Una actitud comprensible para quienes hacen política pero que no debe ser la única, o la más importante, ni ir acompañada de una actitud renuente sobre la consideración del significado social del regidor municipal, republicano federal y anarquista.
El resultado fue que salvo la propuesta, y aprobación, para declararle hijo predilecto de la ciudad, la polémica sobre el lugar donde deben conservarse sus restos, todavía no resuelta, y la organización de una exposición y un congreso, en el que primó sobre todo lo académico e institucional, poco más se ha hecho. Por cierto que aprovecho el momento para sugerir que, quizás, el mejor lugar para que descansen los restos de Salvochea sea el propio solar del cementerio. En el lugar que mejor impida una posible especulación con esos miles de metros cuadrados tan apetitosos. Así, quienes lo consideran “santo”, aunque sea laico, podrán decir que, hasta después de muerto, dejó plazas a la ciudad.
Finalmente, en noviembre, una activa asociación que lleva años funcionando en la Facultad de Filosofía y Letras de Cádiz, Ubi Sunt?, preparó también un seminario que, a pesar del interés y buenas intenciones de sus organizadores, poco más aportó y que, además, resultó menguado en cuanto a asistencia. Un hecho llamativo por celebrarse en una de las instituciones que, teóricamente, más interesada debía mostrarse y por la personalidad de los organizadores y su capacidad de convocatoria. En esta ocasión, creo que la causa estuvo en el panorama interno universitario y el encefalograma plano que demuestran sus departamentos.
De otro lado hubo iniciativas que surgieron del mismo mundo libertario. Bien desde el anarcosindicalismo bien del anarquismo. Algunos actos conmemorativos, artículos en su prensa y la reedición, presentada en unas jornadas, del libro de PedroVallina, Crónica de un revolucionario. Con trazos de la vida de Fermín Salvochea, por la Federación Local de Cádiz de la CNT.
Pero todo en un tono menor que no se corresponde ni con la importancia de la figura de Salvochea en la historia social contemporánea española ni con la vigencia de su pensamiento que permitiría ser punto de partida para análisis de cuestiones y problemas actuales. Un hecho que no pudieron salvar ni las animosas actuaciones del grupo de seguidores del Cádiz CF denominado “Columna Salvochea”, la asociación de vecinos del barrio gaditano de Loreto, ni los anónimos autores de las pintadas que poblaron algunas paredes de la ciudad, en especial las del cementerio, reivindicando al personaje, ni la incansable actuación de Juan Alarcón, la persona a la que, en solitario, se le deben algunas de las iniciativas de mayor entidad de las realizadas: el rescate de la película Fermín Salvochea. Visto para sentencia, obra de Manuel Carlos Fernández prácticamente desconocida y la creación de un blog “Amigos de Fermín Salvochea” (http://ferminsalvochea56.blogspot.com) en el que van apareciendo noticias diversas y, lo más interesante, la recopilación y difusión de obra de Salvochea poco o nada conocida.
A Alarcón se le debe también la iniciativa, en este caso frustrada, de reeditar la obra más completa existente, con todos sus problemas, sobre Salvochea: el trabajo de Fernando Puelles Fermín Salvochea. República y anarquismo (edición del autor, Sevilla 1984). Problemas con los familiares del autor, ya fallecido, algunos de los cuales han demostrado un nulo interés en que se llevara a cabo la reedición, lo han impedido.
Aunque no todo ha sido tan menguado. Además de la reedición de la obra de Vallina y de las actuaciones ya citadas hay que señalar que, a poco que se pretenda, el interés por la figura de Salvochea, al menos en su localidad natal, sigue vigente. Así lo pusieron de manifiesto la nutrida asistencia, por ejemplo, a los actos de Sanlúcar y a las proyecciones de septiembre y noviembre de la película. Un interés que, como todo, debe ser fomentado y correspondido. Hecho que no queda tan claro que se quiera. Por lo menos para conocer determinados aspectos de su personalidad. En concreto todo lo que suene a anarquismo. Se prefiere hacer hincapié en aspectos como “lo bueno que era” y su carácter de “apóstol”. Así, una y otra vez hemos oído repetir la anécdota de que acompañaba a su madre a la puerta de una iglesia, ni siquiera está claro a cuál, y que era tan bueno que falleció del golpe que se dio al caer de la cama que no tenía colchón porque lo había regalado.
Una actitud que hace comprensible que la conmemoración haya pasado sin que, siquiera, hayamos avanzado un paso en el conocimiento de una persona que fue clave para mejor entender episodios claves de la historia contemporánea española como la revolución de septiembre de 1868, las relaciones entre republicanismo y anarquismo en los momentos de forja del movimiento obrero, la I República y el cantonalismo, la presencia, y choques, de los planteamientos colectivistas y anarco-comunistas en el mundo ácrata español y la introducción en España del Primero de Mayo, la reivindicación de la jornada de ocho horas y el concepto revolucionario de huelga general. Es decir, se prefiere mantener esa visión “buenista” que, nacida de la imagen mítica de su personalidad forjada incluso todavía en vida, ha terminado produciendo esperpentos como el fenómeno “santero” existente en torno a ella.
Fueron los sectores republicanos los primeros interesados en hacer de Salvochea un ídolo. Ramón León Maínez Fernández, amigo personal, republicano y editor del periódico El Pueblo y conocido cervantista y editor de El Quijote, quizás fue el primero en aplicarle el calificativo de “apóstol” en el artículo que escribió en 1893 al conocer su intento de suicidio en la prisión de Valladolid a donde había sido trasladado para cumplir la condena que le había sido impuesta por su supuesta participación en el llamado “asalto campesino a Jerez”. No en vano, otro republicano, Nicolás Estévanez, también muy cercano al gaditano, reconocía que era uno de los hombres más populares
de Andalucía. Aunque fue Vicente Blasco Ibáñez, escritor y diputado republicano, quien terminó de forjar, en su novela La bodega, esa imagen de “santo laico”, “austero librepensador”, “apóstol vencido”, “hombre injustamente perseguido de carácter noble”.
Bien es sabido que la famosa novela del valenciano forma parte de la imagen, seudo-religiosa y milenarista, que del mundo ácrata se pretendía dar para desplazar su influencia en el mundo del societarismo obrero. La competencia republicano-anarquista, estaba en plena ebullición en la campiña gaditana en los años durante los que la novela fue escrita. Cuando el jerezano Manuel Moreno Mendoza, quien sería años después alcalde de la ciudad, había creado una Federación Regional Obrera que hacía competencia directa al obrerismo libertario renacido con la constitución de la Federación de Sociedades Obreras de Resistencia de la Región Española. No resultó casualidad que tanto Moreno como el médico Fermín Aranda, diputado radical durante la Segunda República, fueran sus informantes sobre la vida económica y social de la localidad que sustentaron la obra literaria.
Una idea que, incluso, décadas más tarde, en 1930, recogía el cartel anunciador de la película que el director Benito Perojo realizó sobre La bodega. Interpretada por una joven Concha Piquer y Valentín Parera. Todos compañeros de aventura americana en Hollywood cuando el nacimiento del cine sonoro. Enmarcado por dos personajes, que resumen todos los tópicos sobre Andalucía, aparece el rostro de Fernando Salvatierra, el trasunto de Salvochea en la novela de Blasco, imitando al rostro y manos de un icono de Jesucristo a quien de le ha sustituido cualquiera de sus símbolos por una hoz ensangrentada en su mano izquierda mientras que bendice con la derecha. Es esta imagen religiosa, de un profeta, la que se ha seguido transmitiendo durante los actos pasados. Una idea benevolente que puede ser asumida perfectamente por cualquier sector social y político, pero que le hace un flaco favor al conocimiento de la personalidad, obra e ideología de Salvochea.
Así queda reducido al papel del revolucionario del que no se conocen sus ideas pero que, como escribió el notario cordobés Juan Díaz del Moral, sintetiza, con el ejemplo de su vida sus virtudes. Una idea que reafirma la de los que comparan con la figura del Quijote. Salvochea había sido uno de “carne y hueso”. Retrato que puede ser, así mismo, utilizado por el ya interclasista, incluso asumido como icono gaditano, carnaval. Su personalidad es cantada por chirigotas, comparsas y coros e, incluso, inspira la concesión de un premio, por parte de la ONCE, a las letras que traten de la solidaridad y fraternidad humana y los problemas sociales.
Tampoco desde el propio mundo anarquista ha surgido una iniciativa digna de ser considerada como superadora de la imagen, no desprovista de tópicos simplistas, que ha pervivido de Salvochea como un “héroe moderno”. La expresión que utilizó su amigo y discípulo Pedro Vallina en la semblanza que, en 1920, publicó en las páginas de su revista Página Libres. El titán que luchó por la causa del pueblo, denunció la perversidad de la propiedad y el simulacro de la justicia burguesa y exaltó las virtudes del comunismo igualitario y la necesidad de la igualdad económica para establecer la fraternidad entre los hombres.
Por eso es de lamentar que pasadas las fechas del centenario poco nuevo conozcamos sobre sus planteamientos obreristas y su pensamiento antimilitarista, anticlerical y anticolonialista. Así que incursiones como las que, por ejemplo Álvaro Gironierra (En la mesa con Darwin, CSIC, Madrid 2005) ha hecho sobre la presencia del darwinismo en el mundo anarquista español, incluido el propio Salvochea, quedan como las primeras piedras de uno de los muchos caminos que nos quedan por recorrer. Incluidos los de el propio perfil biográfico. ¿Qué sabemos, por ejemplo, de su estancia en Tánger y sus colaboraciones en periódicos como el parisino La Marseillese y Al-Mogreb Al-Aksa o de su estancia juvenil en Inglaterra o de las posteriores en ese mismo país o en Francia? Hasta tal punto es esto así que todavía hoy, veinte años más tarde, no está traducida una de las pocas publicaciones, dignas de ser consideradas rigurosas, sobre Salvochea. El libro de los hispanistas Gérard Brey, Jean- Louis Guereña, Jacques Maurice, Serge Salaün y Carlos Serrano Un anarchiste entre la légende et l’histoire. Fermin Salvochea (PUV, Saint Denis, 1987). La última, hasta el momento, aportación seria al conocimiento de Salvochea en la que se plantean sugerentes cuestiones y aportaciones. Sólo cabe esperar que las gestiones que ahora se realizan lleguen a mejor término que las intentadas hace ya años. De esta manera, además de disponer de unos estudios interesantes, puede que algún lector se motive para seguir alguna de las sendas que se abren. Entre ellas una tan básica, ya señalada en el libro, como la de conocer su “obra completa”. Pero que también pueden ser conocer mejor su militancia republicana federal o cómo evolucionó su pensamiento en los casi veinte años que pasó en prisión. Casi un tercio de su vida. Sin olvidar otros como el análisis de su producción poética.
Partiendo de esta situación es como puede entenderse que no se distinga entre su republicanismo y anarquismo y se hable del “alcalde anarquista”. No porque no puedan ponerse ejemplos de ácratas que encabezaron corporaciones municipales sino por lo que indican de desconocimiento absoluto de la biografía de Salvochea. Está claro que este desinterés no puede disociarse de la actitud que se tiene frente al anarquismo. Un hecho que no es casual si no se olvida que toda actividad científica no es algo “puro” en sí mismo sino que responde también a intereses particulares y generales. Aunque no se refiera al caso de Salvochea pero sí por su claridad sobre lo que pretendo decir tenemos la polémica que, meses pasados, ha enfrentado a los historiadores Santos Juliá y Francisco Espinosa (http://hispanianova.rediris.es/7/dossier.htm) sobre la existencia o no de un pacto de silencio sobre la represión franquista durante la Transición española. A los planteamientos del segundo sobre que sí lo hubo, que además se intentó obstaculizar las investigaciones y se obvió enlazar con el antecedente democrático republicano, dejando seguir la memoria elaborada durante el franquismo, el primero respondió con un indignado texto en el que intentaba rebatir y descalificar a Espinosa.
Para la historiografía y el mundo social y político aupado durante la Transición, el anarquismo ha sido un elemento incómodo, molesto y a batir. Para los historiadores, académicos o no, resulta difícil de encajar, no ya en sus presupuestos metodológicos y conceptuales, sino también en la visión más simplista de la construcción del Estado liberal español, sus dificultades y la creación de una alternativa. Conflicto que aumentaba cuando tenían que explicar, de manera mínimamente satisfactoria, cómo en julio de 1936 el fracaso del golpe de Estado se debió, entre otras causas, al proceso revolucionario que se produjo, y su perplejidad aumenta aún más cuando tienen que enfrentarse al tema del desarrollo y desenlace de la llamada Guerra Civil española. En los años de la ya citada transición de la dictadura franquista a la monarquía parlamentaria, además, se planteó el problema socio-político de la reaparición del anarcosindicalismo, de la CNT. Tema que sobrepasó los ámbitos académicos y tertulianos para terminar en el Triángulo de las Bermudas de las “cuestiones de Estado”. Baste recordar el llamado “Caso Scala”.
De aquellas lluvias vienen los actuales lodos que han salpicado, y no es de los más importantes, al centenario de la muerte de Salvochea. En cualquier caso, a pesar de banalidades, intereses políticos y académicos pocas dudas hay, a quienes se acerquen con la mente abierta y libre de prejuicios, que muchos de los temas y cuestiones que trató todavía hoy son centrales para la construcción de una sociedad más justa. Como he dicho quizás ahí resida el principal escollo para que se le quiera conocer bien. Así que ¡a aplicarse el cuento!
 

jueves, 25 de junio de 2015

JUAN CARLOS ARAGON EN DEFENSA DEL NUEVO ALCALDE DE CADIZ

JUAN CARLOS ARAGÓN CRITICA EL DESPRECIO DE LA DERECHA AL NUEVO ALCALDE DE CÁDIZ

El Kichi Ese


Miércoles, 24 Junio 2015 17:34
Kichi posa con el bastón de mando como alcalde de Cádiz.
Kichi posa con el bastón de mando como alcalde de Cádiz.
Se puede ser facha integral, fachorro o fachita, o aspirante a facha, como sucede con el facha gaditano, que no reúne ninguno de los requisitos sociales necesarios linaje, fortuna o patrimonio pero aspira a serlo sólo con argumentos religiosos, ideológicos y morales: un facha de ojana, como diría mi querido Antonio Reguera.
Se puede ser lo que tú quieras. Pero ser tonto, no de nacimiento sino por oposición, entraña un peligro constante. Y es justo lo que les sucede a algunos contertulios de 'El Cascabel', moderador incluido a la cabeza, cuyo problema no es que sean fachas lo cual es legítimosino que son tontos con plaza fija. Un tonto de esta marca es, por ejemplo, uno que desconsidera a un alcalde por motivos políticos y, aprovechando que se le conoce popularmente con un apodo, lo nombra colocando el demostrativo detrás del apodo, “El Kichi Ése”, recurso lingüístico para la intención despectiva, sin tener en cuenta que "El Kichi Ése", al ser alcalde de Cádiz, representa a la ciudad por encima de sus votantes. Además, el tonto con plaza fija, en su temario de oposiciones, estudió que al Carnaval de Cádiz hay que identificarlo con la chusma profunda y que, por tanto, el que hace Carnaval debe ser nombrado con un sintagma nominal compuesto por artículo + mote + demostrativo (o complemento preposicional del mote: “El Kichi ése de los cojones”). Aparte, los que se presentan a estas oposiciones vienen ya con prejuicios instituidos como saberes que no necesitan ser revisados, como el error social de tomar al todo por la parte.
Pero el verdadero problema del tonto que ha sacado la plaza y ejerce como tal es que se cuela en un plató de televisión, le toca los huevos a una ciudad y se queda tan fresco, sin medir el peligro que entraña esta imprudencia. El tonto, si un día se lleva una colleja, luego no alcanza a comprender por qué se la ha llevado. En el caso concreto de los que, en 'El Cascabel', están continuamente acosando y derribando al “Kichi Ése”, al “anarquista” (en referencia a Fermín Salvochea), a Mágico González, al “chirigotero” y a lo que les coja, el día que se lleven una linda colleja (me pido la primera que se escape) dirán que los gaditanos populistas, comunistas radicales de la extrema izquierda bolivariana y próximos a ETA, han perpetrado un atentado contra el pescuezo de un demócrata por usar la libertad de expresión, porque así resuelve el tonto las ecuaciones.
Están jodidos. No han sabido perder. Pero se están pasando. Les ha molestado mucho que en el despacho del alcalde del Ayuntamiento de Cádiz, el cuadro del rey haya sido sustituido por el de Fermín Salvochea que, por otra parte, no saben quien fue porque en el temario de oposiciones a tonto eso no se estudia. La mayor parte de los gaditanos nos sentimos identificados con aquel insigne alcalde, el más legendario que tuvo la ciudad, el de catadura moral más alta preferencias ideológicas aparte, el más amado por su pueblo, y el más gaditano (Cádiz Cantón Independiente), mucho antes que por un rey que, además de ser una figura heredada e impuesta por el franquismo, en Cádiz no pinta nada (y en España por día menos), y que hemos tenido que aguantarlo allí colgado todo el tiempo que a Teófila le ha dado la gana, sin que ningún comparsista probolivariano haya perseguido a los monarquicoides por tan mínimo y decorativo asunto.
En 'El Cascabel', el que es tonto no va a renunciar a su plaza, que para eso se la ha ganado. Vale. Pero de Cádiz y de lo gaditano van a hablar con el mismo respeto que hablan de su madre, gobierne Teófila, “El Kichi Ése” o Mágico González. De verdad que sí.
JUAN CARLOS ARAGÓN

Y AHORA ES EL TURNO DEL "ABC" CESAR CERVERA...EL MENSAJE ES CLARO SALVOCHEA -TERRORISTA Y EL NUEVO ALCALDE DE CÁDIZ

ESPAÑA / POLÉMICO RETRATO EN CÁDIZ

Salvochea, el republicano anticlerical que celebraba el terrorismo anarquista

Día 25/06/2015 - 12.40h

El nuevo alcalde de Cádiz, José María González Santos «Kichi», ha sustituido el retrato del Rey Juan Carlos que presidía su despacho por uno del llamado «santo de la anarquía». Un defensor de los desfavorecidos con una biografía llena de episodios controvertidos más allá del mito

Ser anarquista en los años próximos al asesinato del presidente Cánovas del Castillo a manos del anarquista italiano Michele Angiolillo o el deJosé Canalejas por el anarquista Manuel Pardiñas Serrano, entre otros brutales atentados, no era precisamente un canto al pacifismo. La aureola de santo laico que arrastra el alcalde republicano Fermín Salvochea no es compatible con lo que se suponía intrínseco en aquellos años al movimiento Anarquista, que veía en la estrategia antisistema de la Propaganda por el hecho (atentados y asesinatos contra figuras públicas) una forma legítima de hacer política.
Hace pocos días, el nuevo alcalde de Cádiz, José María González Santos «Kichi», sustituyó el retrato del Rey Juan Carlos que presidía el despacho de su antecesora en el cargo, la popular Teófila Martínez, por el del anarquista y alcalde de Cádiz durante la Primera República, Fermín Salvochea. Además de ignorar el hecho de que Salvochea mantenía una opinión muy crítica sobre lo que luego sería llamadoMarxismo trotskista –con el que algunos miembros de la formación que ahora gobierna Cádiz simpatizan o han simpatizado en el pasado–, la medida contribuye a perpetuar el mito de un alcalde histórico que esconde episodios biográficos de moral bastante descuidada.
Fermín Salvochea al que Blasco Ibáñez retrató en su novela «La bodega», bajo el nombre de Fernando Salvatierra, como alguien que producía escándalo y temor entre los ricos, era, de hecho, hijo de una rica familia procedente de la burguesía vinatera, textil e industrial gaditana, los Terry, emparentados con Juan Álvarez Mendizábal, el político liberal que se hizo famoso por su política de desamortizaciones. A los 15 años fue enviado a estudiar a Londres técnicas industriales y mercantiles, pero prefirió hacerlo sobre los convulsos problemas sociales de la época. Cuando regresó a Cádiz se convirtió en un importante activista social y durante la Revolución Gloriosa alcanzó el grado de jefe de uno de los Batallones de los Voluntarios de la Libertad de Cádiz, lo cual le costó ser encarcelado.
ABC
Busto de Fermín Salvochea, en Cádiz
Puesto en libertad en 1869, organizó partidas armadas contra el gobierno enla Sierra de Cádiz, que, a causa de la intervención de las tropas gubernamentales, le obligaron a refugiarse en Gibraltar y más tarde enParís. En la capital francesa participó el 12 de enero de 1871 en una manifestación contra Napoleón III. En este año se afilió a la Internacional, aunque siguió apoyando las ideas federalistas y republicanas. Así, al inicio de la Primera República, Fermín Salvochea encabezó en Cádiz la insurrección conocida como Rebelión cantonal que querían instaurar una República Federal de carácter radical. El hijo de burgueses fue alcalde de Cádiz durante este periodo, donde tomó numerosas medidas para limitar la influencia de la Iglesia. Desalojó a las monjas de la Candelaria de su convento, sustituyó en las escuelas la enseñanza de «religión» por la de «moral universal». También cambiaron el nombre de las calles dedicadas a santos por otros laicos como Voltaire, Juárez, Jacobinos, etc. Se suprimieron las fiestas religiosas y se creó una fiesta cívica del advenimiento de la República Federal.

Salvochea pasó 18 años en distintas prisiones

Terminado el episodio del cantón, Salvochea fue apresado por las tropas del general Pavía, juzgado en Sevilla y condenado a cadena perpetua, permaneciendo varios años detenido –en total pasaría 18 años encarcelado a lo largo de su vida– en el Peñón de Vélez de la Gomera y en Ceuta hasta que consiguió huir a Francia. Allí fue donde Salvochea se hizo anarquista, concretamente de la tendencia anarcocomunista, y mostró su apoyo a varios actos de terrorismo y violencia con fines políticos. En su obra «La contribución de sangre», ensalza a cuatro terroristas que dieron su vida por el Anarquismo: Pini, que apuñaló al socialista Prampolini en 1889; Ravachol, que colocó en 1892 una bomba en la casa del juez de Clichy; Caserio, que asesinó al presidente de la República francesa Sadi Carnot en 1894; y Pallás, que atentó en Barcelona contra el general Martínez Campos en venganza por las ejecuciones ligadas a La Mano Negra.
La muerte de Alfonso XII en 1885, que durante su vida fue víctima de dos atentados perpetrados por anarquistas de los que salió ileso, el anarcocomunista fue nuevamente amnistiado. En Cádiz, creó un periódico, «El Socialismo», en el que publicó, entre otros, artículos del conocido anarcocomunista Piotr Kropotkin, y siguió involucrado en el seno del movimiento Anarquista en España. Participó en las principales acciones de los grupos anarquistas del momento, como las del entierro de Pi y Margall, la huelga de solidaridad con Barcelona, el atentado contra el policía Narciso Portas o el llamado complot de «La Coronación». Su estilo de vida austero y su decisión de renunciar a su herencia y a las posesiones familiares, que para entonces se encontraban en proceso de descomposición, para entregárselas a los más necesitados de Cádiz elevó la figura de Salvochea a la categoría de mito. Al fallecer el 28 de septiembre de 1907, su entierro se convirtió en una gran manifestación de duelo popular. Los sucesivos homenajes se encargaron de omitir los elementos más controvertidos de su biografía: desde su anticlericalismo hasta su tolerancia con la violencia como vehículo para alcanzar objetivos políticos.

lunes, 22 de junio de 2015

COMO SE DIFAMA A FERMIN SALVOCHEA POR PARTE DE UN IGNORANTE

Adjunto un enlace de como un ignorante llamado Pedro Tena, a traves de LIBERTAD DIGITAL
difama y distorsiana la figura de Fermín Salvochea para sus intereses ideológicos personales y editoriales.Lo pongo como ejemplo de la costante utilización y manipulación de Salvochea. Ahora al Sr. Tena le convine citarlo como terrorista. Ilustremos pues esta entrada con el retrato que sobre él hizo Vazquez de Sola.
Este es el enlace del que os hablo de Pedro "Pena"
http://www.libertaddigital.com/opinion/pedro-de-tena/el-retrato-de-fermin-salvochea-75990/

domingo, 14 de junio de 2015

CAMBIO EN LA ALCALDÍA DE CADIZ


Más típico no lo hay

 

 

 

 

De Manuel de la Pinta a José María González (a) Kichi

Las crónicas periodísticas y las redes sociales echan humo desde ayer. José Luis Porquicho ha escrito en su artículo que "Pocas veces en esta ciudad se ha vivido con tanta pasión y tanta expectación un Pleno de investidura. De hecho, pocas veces se ha vivido así algún acto político-institucional aquí". No anda descaminado el periodista. 

El 16 de febrero de 1936 se celebraban las elecciones generales en las que triunfó el Frente Popular. En Cádiz, dicha coalición, se conformaba por Izquierda Republicana, Unión Republicana, PSOE, Partido Comunista y Partido Sindicalista. Cuatro días después era repuesto en su cargo , del que fue separado por orden gubernativa en octubre de 1934, Manuel de la Pinta Leal. Cuando tuve la oportunidad de visitar y entrevistar a una de sus sobrinas, entre los pocos recuerdos del alcalde que se han podido conservar, se encontraba una foto que indudablemente nos habla de un día de felicidad y un acto para el recuerdo: