Un puñado de vecinos de Loreto y de correligionarios de Fermín Salvochea protagonizó el pasado día 4 de noviembre un emotivo encuentro en torno al busto del alcalde revolucionario de Cádiz, ciertamente deteriorado: las letras que le identifican apenas pueden leerse y la escultura ha perdido hasta las gafas. La iniciativa surgió del blog de Juan Cejudo (http://juancejudo.blogspot.com/) y fue recogida por algunos ciudadanos y la Asociación de Vecinos de Loreto, que titula José Aragón. Allí, se recordó que dicho monumento conmemorativo, obra de Jesús Micó, había sido sufragado por suscripción popular y que el jardín que lo rodeaba apenas se encontraba cuidado ni protegido, siendo usado por los niños como campo de juegos. Los vecinos y los autores de los poemas contenidos en el libro «65 Salvocheas», recopilado por Juan Alarcón y José Luis Gutiérrez Molina, leyeron diversos textos y una de las vecinas no lo dudó un momento. Acudió a comprar un ramo de flores para depositarlo a los pies del pedestal. Curiosamente, con tan sólo convocar dicho encuentro, el Ayuntamiento se había apresurado a adecentar el lugar que evoca al mayor símbolo político de Cádiz. Nunca es tarde.domingo, 13 de noviembre de 2011
JUAN JOSE TELLEZ EN "LA VOZ" DOMINGO, 13 DE NOVIEMBRE 2011
Un puñado de vecinos de Loreto y de correligionarios de Fermín Salvochea protagonizó el pasado día 4 de noviembre un emotivo encuentro en torno al busto del alcalde revolucionario de Cádiz, ciertamente deteriorado: las letras que le identifican apenas pueden leerse y la escultura ha perdido hasta las gafas. La iniciativa surgió del blog de Juan Cejudo (http://juancejudo.blogspot.com/) y fue recogida por algunos ciudadanos y la Asociación de Vecinos de Loreto, que titula José Aragón. Allí, se recordó que dicho monumento conmemorativo, obra de Jesús Micó, había sido sufragado por suscripción popular y que el jardín que lo rodeaba apenas se encontraba cuidado ni protegido, siendo usado por los niños como campo de juegos. Los vecinos y los autores de los poemas contenidos en el libro «65 Salvocheas», recopilado por Juan Alarcón y José Luis Gutiérrez Molina, leyeron diversos textos y una de las vecinas no lo dudó un momento. Acudió a comprar un ramo de flores para depositarlo a los pies del pedestal. Curiosamente, con tan sólo convocar dicho encuentro, el Ayuntamiento se había apresurado a adecentar el lugar que evoca al mayor símbolo político de Cádiz. Nunca es tarde.
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